TU Y YO
Nos lleva a la deriva
la nieve que brilla sobre la nieve.
Sin darnos cuenta, tu y yo,
dos siluetas compartiendo el quehacer,
la frescura que incorpora, sus contornos que izan
la brisa que enfría.
Tu y yo, como dos metales que ahorcan su infancia
a las puertas de la vida
para ganarse el pan, el agua fresca de las esquinas.
Dos siluetas, sin más. ¡Qué poco y qué mucho!
—diría un manantial de obreros—
Desde el corazón claro y la razón a medias
nos cubre aquello que nos pertenece,
mientras juzga el mundo y yo no escucho.
LA IRONÍA
Si continúo mirándome en la pregunta,
no por ello decidirá la respuesta.
Las preguntas se dilatan siempre:
en sentido vertical, unas;
en sentido horizontal, otras.
De manera que si vemos respuestas...
no las vemos.
Nosotros mismos somos el doble filo de la pregunta
y por la que avanzamos indefinidamente, ciegos.
Y así, irónicamente, nos amanceba la ironía:
inquiriendo, percibiendo, ignorando…
¡todo en un solo tiempo!